Es la misma sonrisa que teníamos meses atrás. La misma expresión, esa que deja flotar cierta incertidumbre, ya sabes a lo que me refiero. Quizás es verdad que así somos y así seremos, más de eso no podría comentar. Hoy eres todo ese espacio que necesito para confesar mis aventuras, mis desilusiones y todas las victorias que ya conoces muy bien, porque todos tenemos derecho a sentirnos un libro abierto ante alguien. Estás ahí, en el momento indicado, aunque a veces no lo quieras. Entre destino y algo más, pero ahí siempre has estado, bajo la sombra de todos los gusanos juguetones que damos a luz. Más allá de que seamos muy distintos, de que nuestras filosofías tiendan a reñir constantemente, estamos ahí, para quizás, ver como es que todo este juego nos da de comer. Hay que decirlo: las noches son distintas cuando los washoz unen fuerzas.