lunes, julio 30, 2007

Hallándole figuras a las nubes.


Es un proceso de pasos a pasos: es comenzar cerrando los ojos estando en tu cama, y abrirlos sintiendo al aroma tan único que regala la naturaleza en una de aquellas llanuras europeas, de esas que nos recuerdan campos infinitos bañando de pies y armadura a algún cerro perdido en el horizonte. Es recostarse en el verde, perderse entre cariños que nacen entre el pasto y el viento. Es mirar el cielo, contemplar su enormidad y aguardar por aquel único momento. Es parte de la lista de los mejores espectáculos que podríamos tener. Hallándole figuras a las nubes, me encuentro. Por favor, no me molesten, no traten de persuadirme, que no me sentía así desde hace ya mucho tiempo. Es toda una novela la que tengo presente, actores, escenas y hasta drama incluido. Vidas que se expresan en momentos tan simples y precisos, llenos de detalles y alegrías que hacen de mi corazón un lugar lleno de sonidos y ritmos que quizás solo tú puedas entender. Es esperar por algún motivo, de esos que sientes a veces tan ideales para ser rescatados, es saber que gracias a ti muchas tardes han tenido sabor a algo más que alegría. Es saber que quizás no nos hemos dado cuenta de mil cosas que arman de nuestra línea algo extraño. Es saber que, como dice la canción que escucho justo en estos momentos, no sabría decir que inocente excusa quisiera utilizar para poder hablar de todo eso que está ahí, presente. Es saber que quiero crear excusas para hacerte sentir ver todo este paisaje, todo este espectáculo de nubes que nos miran, cubren y hablan cada vez que pueden.

martes, julio 24, 2007

Contigo

Levantar la copa por no sentir el temor que producen las palabras de aquel poeta callejero que pensó en cambiar, en dejar de sentir un beso algo dulce y de quitarle el azul al cielo.

Levantar la copa por no dejar de ver poesía en un pan, en un vino, en un estrellar de brillos de ojos; por no dejar de sentir hasta la mismísima soledad como la mayor de las compañías.

Levantar la copa como la levantan los campeones, los gloriosos y los que logran encontrar el mejor de los finales en un tope de mejilla con la ola vecina.

Levantar la copa y no perder el horizonte, que termina siendo lo más importante jamás imaginado, saber que contiene ese frasco y llenarse de ganas al saber que existirán nuevas y mágicas aventuras por las cuales pelear.

Levantar la copa, por quienes invaden sueños y por quienes te los regalan mientras caminas por la avenida más transitada de la urbe.

Levantar la copa por ustedes, amigos míos; por su salud y sus virtudes, que hacen de este ser caminante el hombre más afortunado de la vida; por cada detalle que llena de colores este paisaje; por sus segundos unidos a los míos, por todo y mucho, mucho más que eso.

De corazón, salud.

viernes, julio 13, 2007

Amén


De su mano, la creación. Un pincel perfecto digno de admiración: paisajes hermosos, cielos y mares; tierra y la vida que trae avance de apellido. No podría decir que fue un capricho, pero aquí estamos. Razón y un don tan divino, que no quisiera dejar de ser buscado. Entre la paz y la pugna, una ensalada de vidas que reflejan vidas. Una lágrima y un silencio, un sentimiento apurado por darse a conocer y un sinfín de experiencias que navegan por los vientos, atraviesan posturas ideológicas y penetran muros de resguardo. Una silaba unida a un infinito de combinaciones y el nacer de la expresión, de la representación, que da pie al avance. Sueños. Un mesón eterno y un par de cubos tatuados en decisiones que solo Él sabrá utilizar. Porque fue un solo creador quien ordenó las escenas. Porque de esa misma mano el existir obtuvo reconocimiento. Más allá de saber que podrá no haber poetas, siempre habrá poesía. Amén. Aplausos y resignaciones. Un futuro que es incierto y la pérdida del presente que anula gozar de lo más importante que podríamos llegar a tener, nuestra propia vida. Un mapa sin límites territoriales y un global sin horizontes alcanzables, son solo nuestros más mínimos avisos de que algo tan glorioso está pasando. Un trabajar y un celebrar. Caminar y caminar, sin dejar de mirar a atrás, mientras te enfocas en lo que vendrá. Amores. Cantos afinados en el tono exacto, donde ángeles y diseñadores de esperanzas calzan siendo una sola voz, llenando vacíos predilectos, por llamarles de alguna manera. Un soldado entregado a sus ideales y un pueblo que no deja de esperar. Agallas. Reformas tales que, con el poder de la unión, llegan a atravesar oleajes tan imbatibles como la fe que un día nos deseaste tener. No cambia la filosofía al ver que no podría tener nada. No cambia mi rumbo, sin sentir la brújula en mis manos. No cambia, ya que aún te siento aquí, junto a mí. Si de la batalla, llega la estabilidad; si de la estabilidad, nace el conflicto; de éste la pena, y de la pena un cambio con indicios de fatalidad, no podría jamás dejar de decir: que sea como tú quieras.

Amigos, hermanos, apoyos y sombras; si la vida refleja una disyuntiva a enfrentar, no nieguen opciones, no desmientan la verdad del objetivo incierto. Dicen que éste podría ser un buen día para comenzar.

Más allá de todo, más allá de sentir mi cuerpo derrotado y de una cuenta negativa, no podría dejar de decir: que sea lo que Dios quiera.

jueves, julio 12, 2007

x vs y

Esta tarde logré enfocar en un discurso todo ese desorden que abarca mi vida en estos días. De fondo había un tango en vivo, los gringos se sentaron en la mesa vecina y, conociendo mi humor, era obvio que se reflejaría en juego de miradas. A lo lejos, comenzaba la segunda semifinal del fútbol sudamericano y, sin mentirle, como diría mi compadre lanza internacional, el discurso se dejo llevar con el aroma de los deliciosos cafés que estaban en nuestra mesa.

Descubrí mi persona entre grandes fluidos de ideas, de esas que claramente son agrupables, creando dos grandes potencias a punto de estrellarse. Primero, y aprovechándome de la situación que voy viviendo estos días, está el sentirse un poco presionado, el saber que las cosas no están saliendo como quisiera y que más de una perdida pasada, regresaba en son de un apabullamiento momentáneo. Es cuando la banda sonora descansa, cuando una estupida soledad se apodera de mis pensamientos, entume mis manos y nubla mi visión. Rostros familiares aparecen como fantasmas en la noche, tratando de crear un miedo a un no sé qué, que a veces logra su objetivo.

Por otro lado, la gloria. No podría llamarle de otra manera a todo aquello que tengo: desde un recuerdo, hasta la sonrisa de uno de mis mejores amigos. Desde un silencio que ilumina de felicidad, hasta un abrazo creado por Dios. Son más de una mañana de esas que despiertas sabiendo que tienes la riqueza más grande que podrías tener. Son más de una noche donde sabes que tendrás un hermoso dormir. La calidez de una filosofía. La confianza en la mano amiga. El camino indicado con triunfos y un pasado, que es presente, vestido de futuro.

Descubrí que tenía el poder de cancelar el juicio, de armarme de dudas y sentir el valor que lleva el querer ordenar las cosas. El sol saldrá y calentará mis tierras como nunca antes lo ha hecho. Sé que en eso creo y que por eso sigo batallando.

La vida te presenta situaciones, pienso. El sentir el poder de querer estar en este juego, no se mide en palabras. Las acciones han hablado por nosotros. Quizás hay momentos tan difíciles como estos y reacciones que no sabríamos esperar, pero que ahí están, atentas a tu respuesta, a la forma en que sabrás tomar tu espada y colocar la estocada.

Sé que queda mucho camino. Sé que todo esto pasará, que los frutos crecerán y que la gloria triunfará. En eso creo.

Un día, un hombre que admiro con mi alma me regaló una de las mejores frases que podría decir: Dios no juega a los dados, sin excepciones.


miércoles, julio 11, 2007

Cosas del balón, dicen.


Dicen que es el partido de la fecha. La hinchada está lista: saltan, vibran y sienten la pasión de la adrenalina más poderosa del mundo, como la llaman. Los jugadores anuncian su entrada al campo de juego y en el cielo, un papelito por cada latido. Por un lado, el suspenso se ha vestido de capitán, impone presencia y sabe que tiene el control de la situación. Es el miedo quien le sigue, parece estar confiado, que éste partido es de ellos. En la otra escuadra, la esperanza se presenta como la mejor de las armas, las ganas siguen sus pasos y el vamosquesepuede se ha vestido de diez. Este partido lo arbitra el de arriba y nadie más que él sabe como saldrán las cosas. La magia está en creer, grita la hinchada. El triunfo habla mucho más allá del resultado a pelear, habla de grandezas y de sueños que, hoy por hoy, cuelgan de un hilo. Las probabilidades hablan por si solas y comentan lo que será un partidazo, expuesto así por expertos. Las estrategias ya deberían estar listas, los jugadores saben que más de una frase cliché chocara en el travesaño y que son más de una tarjeta las que tendrán que saber recibir. Las faltas quizás no cuenten mucho si se logra llegar al objetivo. Es solo un partido, nada de idas y vueltas, nada de esperanzas en revanchas, que ya de eso hemos hablado. Hay hambre por gloria. El balón ya está en el centro de la cancha. Los protagonistas se presentan, el pitazo está a punto de sonar.

Damas y señores: Ha comenzado el partido.