jueves, septiembre 13, 2007

Carta 2

Una primera pincelada a los actuares ya efectuados, dejan en claro una gran tranquilidad, en promedio, de cada hecho realizado por mi persona. Reflejan la gratitud que entrega saber que, vivido este primer bloque, los resultados han sido bastante alentadores.

Han pasado ya las semanas y la nueva estrategia ya se ha llevado a la marcha. Mi rostro cansado y mis reflejos en función de alguna materia a la supuesta hora de descanso, indican que he logrado mantener un ritmo en este juego.

Altos y bajos, logro identificar en este proceso: mi padre y familia, paso a paso, poco a poco, han mutado su visión egoísta y poco creyente ante mi persona, obviamente nombradas así de un punto ya conocido, como ustedes han de saber muy bien, después de todo el agitado vivir que he tenido estos meses. Debo reconocer que me alegra bastante saber que los enfoques tienden a cuadrar y los horarios no topan más allá de la cuenta. Sonrío de alguna forma peculiar al sentir que mis logros personales superan lo expuesto en fechas similares, semestres anteriores. Mas, no es lo único que sucede. Pesa excesivamente el sentir que pasan días y semanas sin verles, sin gozarles aunque sea por algunos minutos; por que los vi quizás hace unos días, obviamente por separado, mas aún no se rompe el hielo que va creando la posible distancia. Suena excesivo y sé que no es tan así, es solo una particular forma de ver las cosas.

No sabría explicar, pero tiendo a recordar más de algún momento, de esos que debo tener almacenados en mi mente. Es como el sentir que creo haber tenido, años atrás, cuando vivía en el extranjero: saber que debes terminar metas, entender conceptos y torcerle, lentamente, la mano al destino, para poder gritar en son de victoria.

Podría decir, sin temer a posibles repercusiones, que ustedes son el concepto más cercano a la palabra victoria que yo podría tener. Ustedes entienden mejor que cualquier persona que, en algún futuro, leyese esta humilde carta, las ideas de trasfondo que humanamente intento transmitir.

Acabo de apretar el botón rojo del teléfono inalámbrico que tengo en casa y de alguna extraña forma, el cansancio mencionado ya no es tan difícil de batallar.

Acá termina este segundo documento, acá dejo en puntos suspensivos la batalla que día a día he de realizar.

Por mi, por un mañana, por ustedes y todo lo que han de brindar a mi alma; un los amo de todo corazón.


Nicolás Escobar Hurtado.